Siempre se ha dicho que la primera impresión es la que vale…
Pues bien, mi primera impresión y mi intuición me dijeron que la amabilidad, la humildad y la nobleza hacen honor a la personalidad de un hombre dispuesto a lo que sea por la poesía... por su poesía.
Igual gana premios, que organiza festivales (FIP), que redacta las noticias frescas del día y esto, no le impide hacer un largo trayecto hasta Zafarraya, allá, cerca de la Axarquía, donde está la frontera entre Granada y Málaga, para hablarnos de su poesía, recitar sus bellos versos u oír por voz ajena sus pensamientos.
Daniel Rodríguez Moya aceptó nuestra invitación para dar a conocer por estos lares su poesía que es donde se aprecia el buen arte de este joven poeta granadino.
Los asistentes a la Velada Poética, que como cada año organiza “La Brecha”, tuvimos el placer y el privilegio de poder oír de primera mano la obra, los comienzos y las inspiraciones de Daniel, que nos las ofreció con todo el encanto del mundo.
Parece ser que sus inquietudes artísticas eran de tipo musical en un principio - Granada siempre ha tenido una fantástica cantera de músicos- y él era uno de esos que iban para músico, autodidacta y como integrante de un grupo.
Pero por circunstancias de la vida, cambió el bajo y el piano por los versos, una decisión que ahora todos aplaudimos. También se decidió por la Teoría de la Literatura y la Literatura Comparada que son a día de hoy las materias que ostenta en sus titulaciones.
Es ganador del Premio Federico García Lorca de Poesía de 2001, del VI Premio Vicente Núñez en Córdoba de 2007 y Premio Internacional de Poesía Ciudad de Burgos de 2013.
Es miembro del movimiento “Poesía ante la incertidumbre”, lo que hace de él uno de los poetas destacados en español, no solo en nuestro país, también en Latinoamérica.
Su poesía es fresca, sencilla, clara y sin embargo no deja de lado el lenguaje y el rigor literario.
La sencillez no suele estar ligada a la personalidad de los genios, pero siempre hay excepciones y Daniel Rodríguez Moya es una de ellas.
Con un trato cercano y agradable, atendió a las personas que asistieron para conocerle y también para satisfacer inquietudes poéticas recién adquiridas que hicieron florecer algún que otro sentimiento oculto.
Durante la Velada Poética en nuestro pueblo pude ver fascinación, interés, expectación y … ¡muchos nervios!.
Un dulce y amable silencio flotaba en el salón mientras se oía el recitar de Daniel o de todos los amigos y amigas que quisieron agradecer de esa forma tan particular, la visita del poeta y que, de paso, se llevaron un emocionado recuerdo, pues algunas de ellas era la primera vez en su vida que subían a un escenario.
Daniel no vino sólo; Magaly y Daniela, su torbellino-hija, también quisieron estar con nosotros compartiendo una jornada de poesía familiar. Ya se sabe aquello de... “el arbolito, desde chiquito”.
Todos descubrimos otra manera de hacer poesía, cercana, actual y viva, sin edulcorantes ni artificios, con esa exquisitez con la que los poetas suelen ver la cotidianidad.
Y así, entre verso y verso, la tarde se hizo un suspiro. Daniel nos acompañó un poco más hasta que la noche llegó, haciendo posible que la mañana le sorprendiera con la visión temprana y fresca del Llano de Zafarraya.
Agradeciéndole enormemente su colaboración este año en La Velada Poética, le despedimos, eso sí, con la promesa de otra visita.