Los romanos la llamaban "tintinnábulum" y la utilizaban para protegerse del mal de ojo y para atraer la fortuna y la prosperidad. Curiosamente podían tener formas fálicas, entre mágicas y religiosas. Los egipcios y los asiáticos también conocían el uso de la campana desde tiempos inmemoriales.
Cuando las vías de comunicación no eran como las actuales, el tañer de las campanas era el mecanismo utilizado para las notificaciones e informaciones en los pueblos, así alertaban a los vecinos de posibles intrusiones peligrosas.
Desde el amanecer de los tiempos, las campanas se han utilizado para la llamada a los habitantes de los pueblos ante un peligro inminente o para informar de algún nacimiento o muerte, también para la asistencia a los concejos de las autoridades.
Los leprosos tenían una campanilla que utilizaban para alertar de su presencia; en la Edad Media se utilizaba como instrumento militar; y desde siempre se ha considerado un instrumento musical.
Cuando aún no existían los ayuntamientos como lugares de reunión, se convocaban a los vecinos en la puerta de la iglesia, ya fuere para informarles o para protegerlos de algún altercado entre pueblos vecinos. Cuando había un incendio, el pueblo también era llamado al sonido de las campanas.
En la actualidad su función es básicamente decorativa, una decorativa y sonora manera de recordar las horas, las misas o las defunciones.
Por supuesto, el apropiamiento de la iglesia del uso exclusivo de tan ilustre artilugio, no es más que lo que ha venido haciendo a lo largo de la historia: usurpar todo lo que le ha convenido para beneficio de una orden caduca y retrógrada.
Mi apego por la religión es prácticamente inexistente, aún así, me siento con el deber y el derecho, ya que mi contribución como ciudadana me lo permite, de expresar mi alucinación, por lo poco cristiano que parece ser que se muestra el representante parroquial de nuestro pueblo.
La demostración de buen samaritano ha de ser con pequeños actos y dejar para el supuesto juicio final, la posible salvación de nuestras almas. Y si los fieles piden tañer las campanas, hay que dejar que el aire se llene del armónico sonido. ¿Acaso hay discriminación en el reino de Dios? Me temo que no, la discriminación es terrenal y olvidadiza.