Tal vez llegue el dia en que me canse de oir, o leer, que alguien nos llame “hooligans”, cuando la evolución humana se ha olvidado de la existencia de ese alguien. Quizás sea ese el problema, que no consigue asimilar que aunque su espalda está recta, su mente sigue torcida.
Una persona -hay que nombrarlo de alguna manera- que solo expresa lo que siente -parece ser que siente- a través de comunicados en las redes sociales, olvida que no todo es legítimo por muy anónimo que pueda parecer.
Lo que no se atreve a decir en público, lo expresa en melifluos comentarios, arengando las palabras de otro lumbreras, denostando a todo aquel, o aquella, que lo chancea ante la verdad y la perspicuidad.
Cuando aún su presencia era larvada, creia que podia insultar y soltar amenazas, amparándose en la posible clandestinidad de la red de redes, mal pensado, aquí nadie es anónimo, mucho menos detrás de siglas con fobias familiares.
Pero ahora todo ha cambiado, no solo está expuesto a la luz de los acontecimientos que puedan acaecer, sino que es parte activa de ellos.
Como digo, si llegase el día en el que hubiera que pedir responsabilidades por los insultos vertidos sobre un grupo de personas, me temo que actuaría tal como se le conoce: pusilánime y pérfido.
No es la primera vez que escribo sobre esta palabra, “hooligans”, que este individuo se empeña en asignar, para ofender a unas personas a las cuales les debe como mínimo respeto.
Ellos, los insultados, han ayudado a que en este país haya personas, que como él, puedan hablar en público y expresar sus ideas sin ser reprendidos, en el mejor de los casos.
Ellos, los ofendidos, han conseguido que en esta tierra de señoritos, gente como él, han podido salir de la ignorancia, con esfuerzo y dignidad.
Ellos, los agraviados, son los que le permiten seguir sentado en la libertad de la democracia.
Si no halla una palabra con la que ofender y poder exhibir su aversión, y que además pueda demostrar su tan alabado patriotismo, que calle, o como diría mi amiga Esmeralda "si no tienes nada mejor que decir, guarda silencio", siempre es mejor que decir sandeces.
Espero que en esta ocasión haya sido más explícita que en mi anterior manifiesto sobre este anglicismo, que mucho me temo no es utilizado con propiedad.