Un día tal que hoy, pero hace cien años... 3 de marzo de 1908 asomaba su cabecita al mundo un jóven mocete al que su padres llamarían José.
Y mientras, en el mundo, el francés Henri Farman lograba volar mil metros con un avión biplano en un circuito cerrado. Morían en un atentado en Lisboa Carlos I, rey de Portugal, y el príncipe heredero, Luis Felipe. Las tropas españolas ocupaban Restinga, cerca de Melilla y el Congreso español aprobaba la creación del Instituto Nacional de Previsión. 250.000 sufragistas se reunían en Hyde Park (Londres) para reclamar el derecho al voto femenino y caía en Siberia (Rusia) un bólido enorme, conocido como «el meteorito de Tunguska». Salía de una línea de montaje el primer Ford Modelo T, el primer automóvil en ser fabricado en masa y cuya producción llegó a ser de más de 15 millones de unidades...
Ese jovencito sería contenporáneo de Simone de Beauvoir, escritora francesa, Atahualpa Yupanqui, poeta y cantante argentino, Joan Crawford, Bette Davis, Herbert von Karajan, director de orquesta austríaco, James Stewart, Ian Fleming, Salvador Allende, Estrellita Castro, John Kenneth Galbraith, Carlos Arias Navarro, presidente del Gobierno de España o Simón Wiesenthal, investigador de crímenes de guerra austríaco, entre otros...
Y hoy, tras cien años, aún sigue entre nosotros. Hoy todos le conocemos por José Villanueva, o José Dimas, (que de casta le viene al galgo), con un siglo a sus espaldas, que no a su cabeza, pues sigue tan lúcida como la de cualquier vecino o amigo con muchos menos años. Los vecinos de Zafarraya, hemos celebrado esta efeméride a la que por desgracia no estamos todo lo acostumbrados como nos gustaría. Es difícil en los tiempos que corren, conocer a alguien que vio nacer el siglo pasado, que presenció viejas batallas, años de hambruna, de trabajo de sol a sol y penalidades y sin embargo de vida, de esfuerzo, de sacrificios para sacar adelante una familia. Y ahí está, con tanta vida que difícilmente se le pueden adjudicar los años que tiene. De no ser por los achaques propios de la edad, cualquiera diría que tiene la mitad de años.
Recuerdo que en una ocasión, estuvimos charlando, o mejor dicho, le pedí que me contara cosas de cuando era joven y el me espetaba: “¿Pero niño que quieres que te cuente?”... ¿que qué quería que me contara?, ¡como si no tuviese nada que contar!... Al final, entre otras muchas cosas, me contó como llevaba el café a los tertulianos que debatían sobre política en el café que había en el antiguo “Mastrén”. Los juegos a los que jugaban de muchachos, de cómo se ganaban el jornal... pero como si fuese ayer mismo. Con una lucidez que se reflejaba en el brillo de sus ojillos pequeños y escapaba a borbotones de su mente aún inqueta.
“¡Ay niño! ya no está uno como antes, pero todavía me avío solo”, “mi hijo y mis nueras me ayuan una miilla”, pero el se agarra a su “garrotillo” y con su amigo “el niño” y otros cuantos, se recorren los paseos del pueblo a diario, si el tiempo lo permite, y mientras el cuerpo aguante.
Afortunadamente para todos y en especial para el, son muchos los homenajes que ya se le han hecho y esperamos que como el de hoy, sean muchos más los que podamos celebrar, pues el se muestra dispuesto siempre y tan satisfecho y feliz como un niño con zapatos nuevos.
Acompañado por sus familiares, sus vecinos y sin embargo amigos y alrededor de una merienda a base de chocolate y pasteles, hemos celebrado el cumpleaños (o mejor dicho el cumplesiglo) de un vecino ilustre que forma parte ya de la historia viva de nuestro pueblo.
José: recibe desde estas líneas nuestra más efusiva y sincera felicitación. Deseamos poder seguir felicitándote durante todo el tiempo que tú quieras, y acudiremos a esa cita siempre que nos lo permitas. Disfruta todo lo que puedas de tu momento hoy y siempre. ¡Feliz cumpleaños!