Zafarraya, un pequeño pueblo de apenas dos mil habitantes en la provincia de Granada, ha dado una impresionante lección de solidaridad en medio de una de las mayores catástrofes climáticas de los últimos tiempos en España. Las devastadoras lluvias torrenciales que asolaron la zona del Levante español entre el 29 y el 31 de octubre, conocidas como DANA (Depresión Aislada en Niveles Altos), dejaron a su paso un trágico saldo de centenares de víctimas mortales y decenas de municipios arrasados, especialmente en las localidades valencianas de Utiel, Requena, Paiporta y sus alrededores.
En respuesta a esta emergencia, Zafarraya no ha dudado en movilizarse para ayudar a los afectados. Desde el primer momento en que se conoció la magnitud de la tragedia, vecinos, organizaciones locales y colectivos, incluyendo la activa comunidad inmigrante del pueblo, se organizaron rápidamente para aportar su granito de arena. La respuesta ha sido contundente: se han recolectado alimentos, agua, productos de higiene y de primera necesidad que ya están siendo enviados hacia los puntos de desastre.
La fuerza de la unión: vecinos e inmigrantes, codo a codo
Uno de los aspectos más destacados de esta movilización ha sido el papel de la comunidad inmigrante de Zafarraya. Muchos de estos inmigrantes provienen de lugares donde las adversidades han sido parte de su historia y, en este contexto, su espíritu solidario ha sido un motor esencial para el pueblo. No solo han contribuido con donaciones, sino que también se han sumado activamente a la recolección y empaquetado de suministros, trabajando mano a mano con los vecinos de Zafarraya. “Para nosotros, ayudar en estas circunstancias es lo mínimo que podemos hacer. Sabemos lo que significa sufrir y estamos aquí para apoyar a quienes lo necesitan”, comenta un joven voluntario de origen marroquí que lleva varios años en el pueblo.
La mezquita de Zafarraya ha sido uno de los puntos neurálgicos de esta iniciativa. Como centro de reunión y organización, ha convocado a cientos de voluntarios y gestionado el acopio de alimentos no perecederos, productos de higiene y medicamentos. Además, ha facilitado la recogida de fondos para ayudar con las necesidades urgentes que enfrentan las familias afectadas en el Levante. Según declaraciones del responsable de la mezquita, “no importa de dónde vengamos ni qué creencias tengamos; lo esencial es estar unidos cuando el dolor toca a otros”.
Ayuda continua y un llamado a la colaboración
Las donaciones continúan recogiéndose cada tarde, de cinco a siete, en los bajos del Ayuntamiento de Zafarraya, donde vecinos y voluntarios trabajan para organizar y empaquetar los suministros que luego se enviarán a los afectados. La organización hace un llamado a todas las personas que quieran colaborar para que se apunten como voluntarios en esta labor. Se necesitan manos para clasificar, organizar y embalar los productos que los vecinos están donando generosamente.
Los camiones con las donaciones ya recolectadas han partido (o están a punto de partir) hacia los centros de acopio en Valencia, desde donde se distribuirán a las familias más afectadas. Gracias a la colaboración de otros municipios y la coordinación de diferentes organizaciones, las ayudas llegarán a su destino en los próximos días.
Este esfuerzo, fruto de la generosidad y empatía de un pueblo pequeño, muestra que en momentos de tragedia, las distancias se desvanecen y el dolor ajeno se convierte en una responsabilidad compartida. La tragedia del Levante español quedará en la memoria colectiva, pero también lo hará la solidaridad y el esfuerzo de quienes, como los habitantes de Zafarraya, respondieron sin dudarlo a la llamada de la ayuda y la esperanza.