Como cada año, antes de que llegue el Carnaval, la noche del 2 febrero se ilumina con la chisporroteante hoguera que reúne a vecinos al calor del purificante fuego.
En Zafarraya, la Candelaria se vive con tradición, con ilusión y con frío.
Este 2017 ha traído una Candelaria fría y pasada por agua, lo que no ha impedido que el Ayuntamiento organize una fiesta para todos los vecinos en el Barrio, a la puerta de la iglesia.
Una gran candela, alimentada con troncos de pino, calentó el ambiente y un vino dulce calentó el estómago de todo el que quiso acercarse al fuego purificador.
Aunque ya no se oyen las canciones típicas de la Candelaria, ni se hacen los corros alrededor del fuego, el espíritu de este día sigue vivo, al menos para los que gustan de recordar ancestrales tradiciones, aunque sólo sea viendo cómo las llamas danzarinas devoran la madera y las transforman en rojas ascuas ardientes.
Como cada 2 de febrero, el fuego fue el protagonista de esta fiesta pagana en el Llano de Zafarraya y el frío y la lluvia se encargaron de extinguir el rescoldo de este año.